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“Tengo paciencia y tú no la tienes, así que esa es mi ventaja. Tengo mi corazón que resbala y da vueltas en su propia sangre, y el tuyo esta desbaratado, revenido, y lleno de pudrición. Esa también es mi ventaja.” – Juan Rulfo
El Llano en llamas es hoy un clásico de la literatura mexicana e hispanoamericana, y probablemente uno de los volúmenes de cuentos más traducido a otros idiomas en el mundo entero. Obra aparentemente sencilla resulta, sin embargo, profundamente desconcertante. En su unidad formal descansa una gran diversidad de lenguajes, registros y tonos con los que Rulfo aborda la problemática de una violencia multiforme desembozada unas veces, insidiosa otras, hasta tal punto naturalizada que ha dejado de reconocerse como tal. Sin embargo, el autor no la" refleja" ni la" denuncia" , ni tampoco la pone en escena: la persigue hasta sus repliegues más recónditos, compenetrándose con el sentir de quienes la ejercen o la padecen, sin alcanzar a reconocerla las más de las veces. O más precisamente: antes que la violencia misma, lo que los cuentos de" El Llano en llamas" ponen en escena suele ser ese oscuro y confuso bregar con su impronta en el sentir de quienes se vieron alguna vez envueltos en ella, sin advertir entonces su verdadero rostro.
Un solo libro de cuentos, El llano en llamas (1953), y una única novela, Pedro Páramo (1955), bastaron para que Juan Rulfo fuese reconocido como uno de los grandes maestros de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Su obra, tan breve como intensa, ocupa por su calidad un puesto señero dentro del llamado Boom de la literatura hispanoamericana de los años 60, fenómeno editorial que dio a conocer al mundo la talla de los nuevos narradores del continente. En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura de México, y en 1983, el Príncipe de Asturias de la Letras.
El Llano en llamas è oggi un classico della letteratura messicana e ispanoamericana e probabilmente una delle raccolte di racconti più tradotta in altre lingue nel mondo intero. Opera apparentemente semplice, risulta senza dubbio profondamente sconcertante. Nella sua unità formale nasconde una grande varietà di linguaggi, registri e toni con i quali Rulfo affronta la problematica di una violenza multiforme, a tratti evidente, altre volte insidiosa, divenuta talmente naturale da smettere di essere riconosciuta come tale. Sicuramente l’autore non la “riflette” né la “denuncia”, né tantomeno la mette in scena: la persegue fino ai suoi risvolti più reconditi, empatizzando con il sentimento di chi la esercita o la subisce il più delle volte senza riuscire a riconoscerla. Ovvero, più precisamente: prima che la violenza, ciò che i racconti di El Llano en llamas mettono in scena è l’oscura e confusa lotta con l’influenza che la violenza esercita sui sentimenti di chi, delle volte, ne è stato travolto senza percepirne il vero volto.
Un solo libro di racconti, El llano en llamas (1953), e un unico romanzo, Pedro Páramo (1955), furono sufficienti per rendere Juan Rulfo uno dei grandi maestri della narrativa ispanoamericana del XX secolo. Per qualità la sua produzione letteraria, tanto breve quanto intensa, occupa un posto significativo nel cosiddetto Boom della letteratura ispanoamericana degli anni ’60, fenomeno editoriale che fece conoscere al mondo lo spessore dei nuoi narratori del continente. Nel 1970 ricevette il Premio Nacional de Literatura de México e nel 1983 il Premio Príncipe de Asturias de la Letras.
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