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Hay una manera de ser de pueblo como hay una manera de ser de ciudad. El pueblo está ahí, sumiso, apagado, mezclándose cada vez más con el color de la tierra. ¿Que han pasado cuarenta y ocho años y vuelves de las Américas? ¿Y qué? En Castilla no se cuenta por años sino por siglos, y allí estarán esperándote, todo igual, las casas, los árboles, los campos agotados, las gentes envejecidas, el arroyo que pasa entre cañizos y el polvillo de la trilla pegado a los muros. Miguel Delibes sabe amar y sufrir su Castilla tan sola y nos transmite en el primer relato de este libro, El pueblo en la cara, la vuelta del emigrante a su tierra, porque ser de un pueblo es un don de Dios. En la pequeña historia La caza de la perdiz roja habla del Barbas, viejo filósofo castellano, escéptico y enraizado a la tierra, que conoce sin casi saberlo las gentes y las perdices, y que si no hay más remedio dialoga con el autor. Diálogo claro, bello, que parece venir rozado por el viento del fondo de los siglos. Todo este libro es una pequeña maravilla ya que nadie sabe mejor que Delibes lo que es Castilla ni escribir en un lenguaje más puro y alejado de toda retórica.
Miguel Delibes fue un escritor español muy reconocido que nació en el año 1920 en la localidad castellana de Valladolid. Sólidamente formado y con dos carreras a sus espaldas como son las de Derecho y Comercio, Delibes ocupó puestos de importancia en la prensa, llegando a ser director del periódico El Norte de Castilla donde comenzó a publicar. Las distinciones fueron algo muy común para Delibes que fue nombrado miembro de la Real Academia en el año 1973 y que cuenta con infinidad de premios entre los que destacan el Nacional de Literatura, el premio de la Crítica, el Nacional de las Letras, el Príncipe de Asturias o el Cervantes.
C’è un modo di essere paesano e un modo di essere cittadino. Il paese è lì, remissivo, spento, che si confonde sempre più con il colore della terra. Dopo quarantotto anni torni dalle Americhe? E quindi? In Castiglia non si contano gli anni ma i secoli, e ad aspettarti ci saranno sempre le stesse case, gli stessi alberi, le persone anziane, il ruscello tra i canneti e la polvere della trebbiatura attaccata ai muri. Miguel Delibes ama e sopporta la sua Castiglia così sola e, nel primo racconto di questo libro, El pueblo en la cara, mostra il ritorno dell’emigrante alla sua terra, perché avere le proprie origini in un paese è un dono di Dio. Il breve racconto La caza de la perdiz roja parla di Barbas, vecchio filosofo castigliano, scettico e radicato nella terra, che conosce la gente e le pernici e, in mancanza d’altro, conversa con l’autore. Il loro diaglogo chiaro e bello, sembra essere accarezzato dal vento della fine dei secoli. L’intero libro è una piccola meraviglia poiché nessuno sa meglio di Delibes cosa sia la Castiglia o usa un linguaggio più puro e scevro di ogni retorica.
Miguel Delibes (Valladolid 1920-2010). Fin dagli esordi (La sombra del ciprés es alargada, 1948,), la sua scrittura semplice e asciutta riflette un profondo interesse per le passioni umane, la giustizia sociale, i paesaggi naturali e urbani della Castiglia, della quale è cantore appassionato ma non retorico. Vere e proprie epopee della campagna castigliana e della sua tragica crisi negli anni della dittatura franchista sono El camino (1950) e Las ratas (1962), cui son seguiti Los santos inocentes (1981) e l’opera sua più ambiziosa, El hereje (1998), romanzo storico ambientato nel XVI secolo, nella natìa Valladolid, in difesa della liberta di coscienza.
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